El Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunció cambios significativos en su régimen cambiario, marcando el inicio de la Fase 3 de su programa económico. Esta nueva etapa incluye modificaciones en la política que regula la relación entre el dólar y el peso argentino. Entre las principales novedades, se destaca que la cotización del dólar en el Mercado Libre de Cambios (MLC) podrá fluctuar dentro de una banda móvil entre $1.000 y $1.400. Este cambio elimina el esquema de crawling peg que se había implementado anteriormente y permite una mayor flexibilidad en la flotación del tipo de cambio.
Los límites de esta banda se ajustarán mensualmente en un 1%. Además, se desactiva el dólar blend, que permitía a los exportadores liquidar sus ventas en un 80% al tipo de cambio oficial y un 20% en el mercado financiero. Otro aspecto fundamental de este anuncio es la eliminación de las restricciones cambiarias para las personas, lo que significa que se pone fin al cepo cambiario que se reinstauró al final del gobierno de Mauricio Macri y que se profundizó durante la gestión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Cambios en la distribución de utilidades y comercio exterior
El BCRA también dio a conocer que se habilitará la distribución de utilidades a accionistas extranjeros a partir de los ejercicios financieros que comienzan en 2025, además de flexibilizar los plazos para el pago de operaciones de comercio exterior. El anuncio incluyó un compromiso de reforzar el ancla nominal, perfeccionando el marco de política monetaria vigente. En este sentido, no habrá emisión de pesos por parte del BCRA para financiar el déficit fiscal o para cubrir los intereses de sus pasivos monetarios. Sin embargo, se permitirá la circulación de pesos que se inyecten para la compra de dólares, lo que busca facilitar la remonetización económica ante un aumento en la demanda real de dinero.
Con estas medidas, el Gobierno argentino pretende consolidar el proceso de estabilización económica, aportar previsibilidad a los agentes económicos, recuperar el crédito privado y fomentar la inversión. Según el BCRA, este es un paso crucial hacia un equilibrio económico sostenible, basado en tres ejes: una política fiscal sin financiamiento monetario, una ancla cambiaria más flexible y una política monetaria sin emisión para cubrir déficit.
La flexibilización del régimen cambiario se concretó tras la confirmación de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ofrecerá una línea de facilidades extendidas (EFF) por un total de US$20.000 millones. De esta suma, US$15.000 millones estarán disponibles sin restricciones a partir de 2025. Parte de estos recursos se destinará a la recompra de Letras Intransferibles en poder del BCRA, lo que fortalecerá su balance. Además, se sumarán US$3.500 millones de organismos multilaterales y se buscará ampliar la facilidad de reposición obtenida en enero con bancos internacionales por hasta US$2.000 millones más.
El BCRA también renovó por 12 meses la parte activada del swap con el Banco Central de China, que equivale a alrededor de US$5.000 millones. En conjunto, estos acuerdos podrían traducirse en una mejora de US$20.600 millones en las reservas netas líquidas a lo largo del año. El nuevo régimen de bandas permite la intervención del BCRA en los extremos del corredor: si el tipo de cambio alcanza el piso de $1.000, la entidad comprará divisas; si llega al techo de $1.400, venderá reservas para absorber liquidez y limitar posibles corridas cambiarias.
A partir de esta nueva normativa, los ciudadanos argentinos podrán volver a comprar dólares sin límites ni restricciones previas. Se elimina el tope mensual de US$200 y las restricciones impuestas durante la pandemia y por motivos fiscales y laborales. Sin embargo, la percepción impositiva por compras de divisas en el mercado oficial se mantendrá vigente para el turismo y los consumos con tarjeta.
Para las empresas, se aceleran los plazos para el pago de importaciones. Las MiPyMEs podrán acceder al mercado oficial desde el despacho en origen, sin necesidad de esperar el ingreso aduanero, y habrá condiciones más flexibles para bienes de capital, servicios y operaciones entre vinculadas. Además, se levantará de forma excepcional la llamada “restricción cruzada” de 90 días, que prohibía operar en el mercado oficial después de haberlo hecho en el financiero, lo que permitirá sincerar pasivos y canalizar operaciones por el canal formal.