El político y cineasta Marco Enríquez-Ominami compartió detalles sobre su relación con la animadora Karen Doggenweiler durante su reciente participación en el programa “Todo Va A Estar Bien”, conducido por Juan José Lavín. Enríquez-Ominami, quien ha estado casado con Doggenweiler por más de 20 años, reveló algunos de los secretos que han mantenido su unión a lo largo del tiempo.
Una amistad sólida como base
Enríquez-Ominami destacó la importancia de la amistad en su relación, afirmando que “somos grandes amigos, cada uno es mánager del otro”. Esta frase resalta cómo ambos se apoyan mutuamente en sus respectivas carreras. Enríquez-Ominami, conocido por su trayectoria política, mencionó que siempre ha contado con el respaldo de Doggenweiler en momentos importantes de su vida pública. “Yo he sido candidato, como ha sido público y notorio, ella siempre ha estado (…) En el Festival de Viña yo le dije ‘dale con todo’”, recordó.
El exdiputado también subrayó que su relación se basa en el respeto mutuo y la independencia. “Somos muy amigos, de no meternos (en los asuntos del otro), eso me lo enseñó ella”, expresó. Esta forma de entender su vínculo ha permitido que ambos crezcan tanto en lo personal como en lo profesional, fortaleciendo su conexión a lo largo de los años.
Lecciones de amor y confianza
Enríquez-Ominami reflexionó sobre lo que ha aprendido de Doggenweiler en el ámbito emocional. “Karen me enseñó algo que para mí era nuevo en las relaciones, voy a decir una cosa muy católica, pero que es verdad, hay que entregarse con todo y que dar amor produce felicidad”, indicó. Este aprendizaje ha sido fundamental en su vida, permitiéndole abordar sus relaciones de una manera más abierta y positiva.
El político compartió una anécdota humorística sobre cómo comenzaron a conocerse. Recordó que cuando se comunicaba con Doggenweiler, ella no jugaba al misterio. “Me acuerdo de anécdota muy ridícula, yo la llamaba, en esa época no había WhatsApp, y ella llegaba reventada después del matinal y apagaba el celular”, contó entre risas. Sin embargo, también admitió que su ansiedad lo llevó a actuar de manera exagerada en una ocasión.
Enríquez-Ominami relató que, tras varias llamadas sin respuesta, se sintió frustrado y envió un mensaje de texto que decía: “si ya veo que no me quieres responder es mejor que no nos veamos nunca más”. Su reacción fue impulsiva, pero Doggenweiler lo tranquilizó al llamarlo y explicar que simplemente estaba ocupada. “Ella me dijo ‘ridículo, estaba ocupada y apagué el teléfono’, y yo contesté ‘no acepto que no me respondas’”, recordó.
El político se sintió avergonzado por su comportamiento y confesó que Doggenweiler le enseñó a manejar mejor esos momentos de tensión. “Ella me dijo ‘eres un intenso’, me sentí muy ridículo (…) ella me enseñó a desactivar en mí eso. Me iba muy mal, me rechazaban mucho”, finalizó Enríquez-Ominami, reconociendo que su relación le ha brindado herramientas valiosas para enfrentar sus inseguridades.