El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco comenzará el 7 de mayo en la Capilla Sixtina. Esta fecha fue confirmada por el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, tras la decisión tomada este lunes por los cardenales durante la quinta congregación general.
Más de 180 cardenales participaron en esta reunión, de los cuales más de un centenar son electores. La fecha fue acordada tras un encuentro que tuvo una duración aproximada de dos horas, donde se realizó una oración inicial y se prestaron juramentos los purpurados que no lo habían hecho previamente.
Intervenciones y análisis en la congregación
Durante la congregación, un total de 20 cardenales se dirigieron a los demás purpurados para discutir diferentes temas relacionados con la Iglesia y su relación con el mundo actual. También se abordaron las características que debe poseer el nuevo papa ante los desafíos contemporáneos, indicó Bruni.
Entre los cardenales que participaron en este intercambio de ideas se encuentran el alemán Reinhard Marx, arzobispo de Múnich y Freising; el filipino Luis Antonio Tagle, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización; y el francés Dominique Mamberti, Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica.
El 7 de mayo, en la mañana, los cardenales celebrarán la misa “Pro eligiendo pontífice”, un ritual significativo que precede a la elección. En la tarde, se trasladarán a la Capilla Sixtina para realizar el juramento de los cardenales y comenzar formalmente el proceso de elección.
En la reunión también se discutió la posible participación del cardenal Angelo Becciu, quien fue despojado de sus privilegios de purpurado por su implicación en un escándalo financiero. A pesar de haber sido condenado, Becciu sostiene que conserva las prerrogativas para entrar al cónclave.
La elección del nuevo papa se presenta como un evento crucial para la Iglesia Católica, que enfrenta una serie de desafíos internos y externos. La decisión de los cardenales será observada con atención a nivel mundial, ya que el nuevo líder de la Iglesia tendrá que lidiar con temas como la crisis de fe, la relación con los jóvenes y la modernización de la institución en un mundo cada vez más secular.