El actor Richard Chamberlain, conocido por su destacado trabajo en series como “El pájaro canta hasta morir”, “Dr. Kildare” y “Shogun”, falleció el sábado a los 90 años en Waimanalo, Hawái. La noticia fue confirmada por la prensa estadounidense y se atribuyó su muerte a complicaciones derivadas de una apoplejía. La publicación especializada Variety reportó que Chamberlain había estado lidiando con problemas de salud en los últimos años.
Una carrera llena de éxitos
Chamberlain se destacó en la industria del entretenimiento desde la década de 1960, convirtiéndose en un ícono de la televisión y el cine. Su amigo y colega, David Havasi, rindió homenaje a su legado en redes sociales, afirmando: “Fue el Shogun original. Fue el Jason Bourne original. Fue, para una generación, la quintaesencia del galán”. Esta declaración resalta la influencia que tuvo Chamberlain en su época, marcando el camino para muchos actores que vinieron después.
Con su apariencia juvenil y un deseo constante de ser tomado en serio, Chamberlain logró una carrera extraordinaria que abarcó varias décadas. Además de su participación en populares miniseries, también exploró el teatro musical y el drama clásico. Una de sus actuaciones más memorables fue como Hamlet en Birmingham, Inglaterra, donde demostró su versatilidad como actor.
En el ámbito cinematográfico, Chamberlain participó en producciones notables, como su interpretación de Aramís en “Los tres mosqueteros” (1973) y como Allan Quatermain en “Las minas del rey Salomón” (1985). También fue el primer Jason Bourne en la teleserie “La identidad de Bourne” en 1988, un papel que le abrió nuevas puertas en su carrera.
El actor fue reconocido en múltiples ocasiones por su trabajo, logrando tres Globos de Oro por sus actuaciones en “El pájaro canta hasta morir”, “Dr. Kildare” y “Shogun”. Estos premios reflejan su capacidad para conectar con la audiencia y su talento innegable en la actuación.
Vida personal y legado
Chamberlain se estableció en Hawái en 1990, donde disfrutó de un estilo de vida más tranquilo. Sin embargo, no se alejó por completo del ojo público. En 2003, decidió compartir su vida personal al revelar su orientación sexual en sus memorias. Mencionó que era homosexual y habló sobre su relación con Martin Rabbett, su compañero durante muchos años, a quien conoció en el rodaje de “La ciudad perdida del oro” (1986).
A pesar de los desafíos que enfrentó en su vida personal, Chamberlain siempre mantuvo una imagen profesional y carismática. Su legado perdurará a través de sus icónicas actuaciones y la influencia que tuvo en la industria del entretenimiento. La huella que dejó en el mundo del cine y la televisión es innegable, y su contribución será recordada por generaciones de hinchas y colegas.
Richard Chamberlain, un verdadero ícono de la actuación, no solo dejó un impacto en la pantalla, sino que también se convirtió en un símbolo de la lucha por la aceptación y la visibilidad en la comunidad LGBTQ+. Su vida y carrera seguirán siendo una fuente de inspiración para muchos en el ámbito del espectáculo.