Universidad Católica logró una victoria 2-1 sobre Unión Española en un partido que no solo se destacó por el fútbol, sino también por la violencia en las tribunas. En el Estadio Nacional, durante el desarrollo del encuentro, se produjo una pelea en el sector norte que involucró a varios hinchas, generando un ambiente de tensión en el recinto.
La riña, según informes, fue el resultado de una lucha entre distintos grupos que buscan controlar la barra de Universidad Católica. Alrededor de 20 personas participaron en el enfrentamiento, y la Delegación Presidencial confirmó que entre los involucrados había cinco individuos portando muletas, lo que aumentó la preocupación por la seguridad de los asistentes.
A medida que la situación se tornaba más caótica, los encargados del estadio decidieron intervenir. A través de los altavoces, se emitió un aviso claro: si los disturbios continuaban, el partido sería suspendido. Este tipo de anuncios busca mantener la calma en un ambiente cada vez más hostil, pero no siempre resulta efectivo.
Lamentablemente, el incidente dejó a una persona con una herida cortopunzante en la pierna. Según información proporcionada por 24 Horas, el herido recibió los primeros auxilios en el propio estadio antes de ser trasladado al Hospital Salvador para recibir atención médica adicional.
El clima en el estadio se volvió aún más tenso no solo por la pelea, sino también por los cánticos de los hinchas, quienes expresaron su descontento con la dirigencia. “Dirigentes, la con…, a ver si se dan cuenta, que no los quiere nadie”, gritaron con fuerza, evidenciando el malestar de los seguidores hacia quienes dirigen el club.
La protesta se vio reflejada también en un lienzo que se desplegó en las gradas, en el que se pedía la salida de varios directivos, incluyendo a Juan Tagle, gerente general; Juan Pablo Pareja, gerente general; y José María Buljubasich, gerente deportivo. Estas acciones resaltan la presión que enfrenta la dirigencia en un contexto donde la hinchada exige cambios.